El problema es que no hacemos nada, que nos quedamos de brazos cruzados porque es mucho más fácil decir que todos son lo mismo. Es sencillo afirmar que todos son iguales, repetir el mensaje pasivo de "¿para qué voy a ir a votar?", "¿para que voy a manifestarme?", "¿para que voy a preocuparme de quien vive cerca de mi?". La realidad es que esto no es si no bordear el fuego para no quemarse. Es pasar de puntillas por detrás de los problemas para que estos no nos aborden.
Porque lo difícil es asumir que cada uno de nosotros somos parte de algo, somos parte de esto que llamamos Europa y que sino te importa como se construya cometerás el error de dejar a otros que lo hagan por ti. Decía Toynbee que "El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan". Si nunca lo intentas puedes fracasar pero si no lo intentas fracasarás seguro.
Si decides hacer lo primero, al menos habrás hecho algo. Son tiempos de incertidumbre para la UE y todos los presentes nos juzgaremos a nosotros mismos por el esfuerzo que hayamos hecho para contribuir a la construcción de una sociedad en una Europa nueva, y por el grado en que nuestros ideales y metas hayan dado forma a ese esfuerzo.
¡Tú decides!
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